Los lagartos vivos usados como joyas

Ya sabemos que las modas pueden llegar a ser bastante estúpidas, pero conviene recordar que la memez tiende a acompañarlas desde hace siglos. En 1894, el New York Times informaba de la nueva moda de atar lagartos a la ropa o cojines o colgados al cuello.


La mayoría eran comprados por mujeres, a quienes se le presentaba como "camaleones" provenientes del sur que cambiarían de color para asemejarse a su chaqueta o corpiño. Sin embargo, sabemos que los camaleones no cambian su color para camuflarse. Cuando la Sociedad para la Prevención de la Cruedad Animal (SPCA) se enteró de esta novedad, determinaron tras una reunión que era una costumbre inhumana. No solo eran atados con pequeñas cadenas y collares a la ropa o cuerpo del propietario, sino que estos ni siquiera sabían cómo cuidarlos.

La SPCA acudió a las tiendas donde vendían a los animales, pidiéndoles que cesaran esa actividad. La ciudad publicó una ordenanza que prohibía su venta en Nueva York. Entonces, aún debía decidirse qué hacer con los 10 000 reptiles que quedaban.

En 1920, la moda se repitió en Atlanta, como informa el Atlanta Constitution. Las chicas los llevaban en el pelo para bailar. Entonces intervino la Sociedad Humana. La moda dio lugar a anécdotas como las de un hombre que, al susurrarle al oído a una chica, acabó con un camaleón en la boca.

A mediados de siglo, los circos se lo vendían a los chicos. En un número de 1966 de la revista Boys' life se anunciaba la venta de un camaleón vivo que "¡...se arrastraría por tu hombro y cambiaría de color para hacer juego con tu ropa!". Con la venta, se regalaría una correa para el hombro y un alfiler dorado para mantenerlo atado.

Llevar lagartos encima no era ninguna novedad. Los romanos crearon las bullae ("burbuja") a finales de la edad de hierro, amuletos huecos de metal que usaban como collar. Se consideraban "sacos de medicina" para proteger a niños y animales, pudiendo llenarse con amuletos, perfumes o incluso lagartos. La práctica se mantuvo hasta finales del periodo etrusco, en torno al siglo IV a.C.

En las tradiciones culturales mayas no son los lagartos, sino los escarabajos los que se usan como joyas. En una leyenda, se dice que una princesa tenía prohibido casarse con el príncipe del clan rival, a quien amaba, por lo que dejó de comer y beber, prefiriendo morir a estar sin su amado. Compasivo, un curandero con poderes mágicos la convirtió en un escarabajo yucateco (género Zopherus) para que pudiera vivir siempre sobre el pecho de su amado, cerca de su corazón. Esto explicaba la costumbre de las mujeres mayas de Yucatán de llevar escarabajos sobre sus corazones para atraer el amor. Esta moda se popularizó en la década de 1980.

Fuente: Timeline
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